Desde 2016, la Cooperativa Alfa y la Chacra Experimental Integrada Barrow desarrollan distintos ensayos a campo para medir el efecto que genera en el largo plazo un cultivo de cobertura en las propiedades del suelo y en la rotación. La investigación fue incluida en el documento “Agro Sostenible – 21 casos argentinos que inspiran” elaborado por la empresa Corteva en conjunto con ACA y Coninagro
A partir de un convenio con la Chacra Experimental Integrada Barrow, en 2016 la Cooperativa Alfa comenzó el desarrollo de un programa de investigación con distintos ensayos a campo sobre la rotación agrícola ganadera para la mejora del suelo. El objetivo del trabajo, que se sigue llevando a cabo, es medir el efecto que genera en el largo plazo un cultivo de cobertura en las propiedades del suelo y en la rotación.
La investigación, que está bajo la supervisión de los ingenieros Rubén Caro y Diego Croce de Alfa y del equipo que lidera el ingeniero Martín Zamora de la Chacra, fue seleccionada a principios de año para integrar el documento “Agro Sostenible – 21 casos argentinos que inspiran” elaborado por la empresa Corteva en conjunto con la Asociación de Cooperativas Argentinas y Coninagro.
Los primeros resultados pudieron comprobar que la incorporación de los cultivos de cobertura de avena vicia genera beneficios a los sistemas productivos aportando carbono y la fijación biológica de nitrógeno, permitiendo reducir el requerimiento de fertilizantes. Asimismo, se observó la atenuación de las pérdidas de suelo por erosión eólica e hídrica, y disminución de la presión de malezas y el uso de herbicidas.
Además, Caro resaltó el valor de la articulación público-privada para la investigación. “La vinculación institucional es muy importante, pues se pueden lograr procesos de intercambio sólidos y duraderos entre el sector público y privado”, mencionó.
Sistema mixto
Desde el departamento agronómico de la cooperativa siempre han tratado de defender el sistema mixto, destacando los beneficios de la rotación y del aporte que hace la hacienda a la sustentabilidad de los sistemas de producción. “Nosotros venimos trabajando con cultivos de servicio hace varios años, antes los hacíamos para los animales, para mejorar la calidad de la dieta. Pero desde hace ya un tiempo que a los cultivos de cobertura se les fue dando otra función”, dice Caro.
De hecho, el trabajo que está en marcha hoy en conjunto la Chacra de Barrow tiene un antecedente orientado a la producción ganadera. “Empezamos con Diego (Croce) primero estudiando la productividad de pasturas con la aplicación de fertilizantes. Buscábamos medir qué porcentaje de respuesta tenía en la producción de forraje, independientemente después del valor que tenía el kilo de carne. Pero uno veía que fertilizando de determinada manera vos obtenías más kilos de carne por hectárea a partir de una mayor oferta forrajera”.
Ese primer ensayo derivó en el que pusieron en práctica en 2016: “Decidimos probar si en campo arrendado se justifica hacer cultivo de cobertura. Ya no pensando en la hacienda, sino en lo que aporta al suelo, al sistema, en una rotación a largo plazo”.
Y agrega: “Apuntamos a hacer un puente verde, entre un cultivo de cosecha y el otro, tomando todas las propiedades y todas las ventajas del cultivo de cobertura dentro de una rotación donde no hay ganadería”.
Impacto positivo
En la primera campaña, sobre ese cultivo de cobertura, una avena vicia, luego de secarlo y rolearlo se sembró un girasol. En un lote pegado, en tanto, se había dejado el barbecho largo para utilizar como testigo. “En ese primer año no hubo diferencia de rendimiento entre los girasoles, la única diferencia era que el cultivo hecho sobre la avena vicia estaba más verde, más vigoroso, y tenía más bichos bolita”, explica el ingeniero de Alfa.
En la campaña siguiente, sobre el rastrojo de ese girasol sembraron trigo. “El manejo fue exactamente igual entre el lote que había tenido el cultivo de cobertura y el de barbecho largo, y ahora sí se vieron los resultados. El que había tenido la vicia rindió 1.100 kilos más por hectárea y tuvo casi 1% más de proteína”, indica el asesor.
“Quedó demostrado que el cultivo de cobertura te mejora el suelo, y que la respuesta no hay que esperarla en el cultivo inmediato. Sino que puede notarse uno, dos o tres años después. Y puede ser que te sigan dando beneficios varios años después también”, dice Caro.
Otra de las ventajas que otorga el cultivo de cobertura versus el barbecho largo es en el control de malezas. “En primer término, cada vez es más caro mantener el barbecho limpio porque se necesitan más aplicaciones porque las malezas están más complicadas. Y el beneficio en ese sentido es económico y medioambiental. Porque con el cultivo de cobertura aplicas uno o dos químicos menos, y además las malezas no vienen tan agresivas”, explica Rubén.
Son muchas las fortalezas que tiene la siembra de cultivos de cobertura según la mirada del ingeniero y entiende que hay que saber comunicarlas. “A veces fallamos en cómo hacemos la extensión. En este caso hablamos de que hay un cuidado del medio ambiente porque te estás ahorrando aplicaciones de herbicidas, y porque le estás devolviendo al sistema o al suelo, carbono y nutrientes. Porque con el cultivo de cobertura estás secuestrando carbono”, indica.
Y al mismo tiempo, explica que se trata de un manejo que además de ser sustentable, es rentable. “Eso es fundamental, y tenemos los números que indican que la cuenta cierra. Nosotros como institución tratamos de seguir produciendo lo máximo posible, pero de una manera sustentable y rentable”, destaca.
Como un aspecto a tener en cuenta y evitarse dolores de cabeza, el ingeniero menciona que hay que estar muy atento al balance de agua. “Claro que el cultivo de cobertura te seca el suelo. Por eso es clave no pasarse de fecha en el secado. Y que necesitás un golpe de agua antes de sembrar el cultivo de gruesa”, aclara.
Al margen de eso, Caro explica que el cultivo de cobertura “te deja un suelo mejorado en relación al que te deja un barbecho largo”.
Como parte del estudio, ahora lo que están midiendo con diferentes rotaciones son los parámetros físicos y biológicos del suelo en comparación con el suelo prístino, original del casco del campo y que nunca fue trabajado.
Por último, el asesor agronómico, remarca que el objetivo siempre está puesto en “utilizar en la medida que se pueda, menor cantidad de químicos” y, haciendo hincapié en la sostenibilidad, precisó que “la demanda de la población es cada vez más exigente, por eso, es muy importante la comunicación, algo que a nosotros nos cuesta y que tenemos que mejorar para derribar mitos en relación con el impacto de la producción agropecuaria. Por nuestra parte, siempre tratamos de cuidar al máximo el suelo y el ambiente”.
La Voz