En general el Cu o está poco presente en los alimentos o bien existen factores que interfieren como el alto contenido de molibdeno, de azufre o de hierro, son algunas de los causales del bajo Cu que se obtiene de alimentos y agua.
“El gran problema son los subclínicos que nos provocan fallas reproductivas, menor ganancia de peso, menor resistencia a infecciones”, destaca el docente de la Universidad de La Plata, a lo que sumó al referirse al diagnóstico: “una buena foto son 10 animales, hay que ser homogéneos al elegirlos y enviar suero o plasma para hacer un buen sondeo. Lo ideal son categorías de altos requerimientos”. Justamente esta aseveración pasa porque suelen ser erróneos los diagnósticos clínicos, además de tardíos.
Al referirse a los tratamientos de prevención, Mattioli destacó que “los momentos críticos son el último tercio de gestación, luego en el ternero de 4 meses y al destete, esto es en caso de carencias moderadas. Para las severas dar dos veces durante la gestación, a los 3 meses al ternero y luego cada 45-90 días”, resume el profesional pensando en zonas más complicadas.
Prensa Aprovis
