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La tilinguería al poder
13.09.2015 | 09:51

“Aproximadamente en el 1900 comienza a utilizarse tilingo como un americanismo de bobo. Tilinguería sería una derivación de la palabra.

“El tilingo suele no ser malo, aunque no es incompatible con la maldad. En general, salvo excepciones que confirman la regla como en gramática, es de cabeza muy modesta. Desde luego, por ser quién es, él está convencido de que es un genio. Pero siempre es aparatoso, desmesurado, declamador, gesticulador. […] Si James Parkinson no hubiera descripto con precisión los movimientos involuntarios, la rigidez y el temblor de la dolencia, el tilingo o un tilingo lo hubiera ejemplificado con su comportamiento habitual. El territorio, la patria del tilingo y la tilinguería tiene todo que ver con el mal de Parkinson. Muchos bobos a secas suelen creer que el tilingo se mueve cuando en realidad se sacude.

“La política, todos deberíamos saberlo, es el ámbito donde se ejerce la habilidad de conseguir que los otros hagan lo que nosotros queremos. Por eso se habla con razón de un buen político como de una persona ingeniosa que generalmente consigue lo que desea. Pero la política propiamente dicha y la que nos interesa predominantemente, es la política relacionada con el Estado y con sus órganos de gobierno y de poder. Y nos interesa porque el tilingo y la tilinguería en estos medios nos afectan a todos. […] Todos tenemos la forzosa y desdichada tarea de levantar los documentos impagos que produce la tilinguería en su paso por los gobiernos.

“El tendal de calamidades que dejan tras de sí los tilingos, que en la política han tenido la habilidad de hacerse del poder, es la herencia más nefasta que todos nos vemos forzados a aceptar. Y esto es así porque hay en las masas humanas, en el común de las sociedades, una fascinación por los declamadores, por los desmesurados, por los histriónicos, es decir, por los tilingos. Los tilingos encuentran seguidores. A veces, fervorosos, que les inventan, les atribuyen, aptitudes sobresalientes, desde luego imaginarias, pero que les sirven admirablemente a los tilingos para perpetuarse en el poder y tener las manos libres para poder ejecutar –con el acompañamiento de millones- barrabasadas. El nudo central del problema, que no tiene fácil solución, consiste en que en la política democrática el poder es el premio lógico que otorga el sufragio.

“Toda realidad es compleja. […] El eje del mal, el verdadero huevo de la serpiente de la mala vida política en general y de la mala vida política argentina actual, consiste en que existen demasiados tilingos en plena y vertiginosa actividad.

Concluye este artículo que escribió el doctor René Balestra en 2005, así: “Para contribuir a la confusión general digamos que en la Argentina no hemos sido capaces de entubar la tilinguería gubernamental, lo que nos hubiera permitido drenarla y desagotarla, sino que –para colmo de males- se ha desbordado y aqueja también a ciertos y determinados segmentos de la oposición. Así como existen pecados veniales y mortales digamos que existen faltas políticas similares. El verdadero peligro mortal de nuestro hoy argentino está dado en la viva presencia de esta epidemia”.

Y yo agrego: ¿Tiene o no tiene actualidad?. 

José Luis Ibaldi

Mañanas de Campo