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Reflejos del mercado
16.06.2019 | 08:30

Hace unos días comparábamos el mercado con la estación climática, con sus grises, con sus colores, con su paisaje propio, una suerte de mimetizaje que en definitiva, al igual que un espejo, refleja todo lo que ocurre en sus ánimos, en sus movimientos y por supuesto en sus valores.

Y así fue la semana, un reflejo, un comienzo con operadores retraidos, con un consumo que no tracciona, con cámaras cubiertas, con la vaca abarrotando frigoríficos que en muchos casos, compran y dejan dando vueltas la hacienda por ahí, hasta poder faenerla, pero que por suerte, compran, pagan y permiten que la vaca vaya apuntalando toda esa hacienda de consumo que se paga poco y mal, si nos ponemos a hilar fino de cuánto debería valer un buen novillo o vaquillona livana de consumo.

Por eso ese mercado apático, que se llevó puesta en parte a la invernada, preocupó principalmente por la ternera, categoría que poco menos, se daba vuelta la cara a la hora de las compras. Una brecha inmensa para con el macho y ese absurdo que muestra el máximo interés en el final de la cadena, donde cualquier vaca para faena cae bien, se paga bien y te la sacan de las manos, mientras que quien origina esa vaca, no tiene mercado, nadie la paga y hace peligrar a todo el negocio, si pensamos que el puntal de todo esto, es el criador, es la raíz de todo el mercado.

Y llegó el espejo, llegaron las lluvias, llegaron más pronósticos de más lluvias para la próxima semana, y comenzaron a verse en el almanaque los dos feriados de la semana que comienza y cambió todo, un golpe de timón y el viernes se salió a comprar, a la vez no hubo grandes ofertas, porque las lluvias lo impidieron y así entonces aparecieron los valores, no grandes cambios, pero si notorios si lo comparamos con esa abulia de las últimas semanas. El rebote fue derecho a la invernada, increíble pero real, en tres días, el macho se afirmó, volvió a los 70$, la ternera se miró de reojo, se pagó un poco más y la imagen termina acomodada, en este cuadro que se bambolea para todos lados y que no permite escuadrarse en este living imaginario que es el mercado ganadero.

Todo esto, mezclado con el Picasso, ese que tienen las cabañas para el decorado, ese que también refleja condiciones y muestra que cuando la genética está y cuando lo que se vende es muy bueno, los precios aparecen, las manos suben. En el contrario, cuando la hacienda es buena, pero no sobresaliente, la realidad indica que en tiempos de créditos flacos, nadie quiere ocupar hasta la primavera un vientre y pagarlo antes de su parición o mucho menos, pagar un toro, que estará algunos meses pastoreando y el cheque habrá que ponerlo antes de su entrada en servicio.

Un verdadero péndulo que oscila con calma, con especulación y con apatía, cuando la mercadería sobra o cuando no estamos frente a un sobresaliente reproductor. El mismo, que se llena de exitación, que levanta ofertas, cuando amaga a escasear una mercadería o simplemente estamos ante un gran toro o vientres imperdibles.

Bipolar no suena fuerte? Bueno tal vez, pero en tiempos de muñequear la billetera, nadie apuesta más de lo necesario. La habilidad, está en saber leer los momentos y sobre todas las cosas para cabañeros entendidos, aprender que lo mucho nunca es bueno y que lo bueno, siempre se defiende solo.

Feliz día del padre para todos aquellos que lo tienen y la sonrisa al cielo para quienes siempre, lo seguimos teniendo como guía.

Carlos Bodanza

Para Nuestra Tierra – Radio Colonia

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